Se inicia así uno de los períodos más oscuros de la historia hondureña, la década de los 80, caracterizada por la violación de todo principio de soberanía y de las garantías ciudadanas, irónicamente en el marco de un gobierno electo en condiciones de relativa democracia. Entre 1979 y 1989, según los organismos de derechos humanos, más de 187 personas fueron víctimas de desaparición forzada, tortura y asesinato por motivos políticos, y un número considerable de hondureños tuvo que abandonar el país.
Clementina Suárez por su longevidad, sino sobre todo por su sensibilidad poética
y social. A diferencia de algunos de los integrantes de las generaciones literarias a las que perteneció, quienes, en opinión de ella misma, “se acomodaron a las circunstancias”
“Y esa continua defensa de las categorías humanas en función poética ha empujado a Clementina Suárez hacia la leyenda. Dueña de un interminable hilo de rebeldía, ironiza, insulta, en nombre de los intereses sagrados de la verdad en peligro, el escepticismo y la indiferencia, fruto del engaño social sistematizado”.
Como se pudo apreciar la vida de clementina saures se vio rodeada de muchos obstáculos de los cuales tomo la mejor referencia, e incluyo en cada oportunidad su aspecto y contexto social, además describió muy bien cada época de manera que se pueden visualizar mejor.
(Clementina Suárez, en Sosa, Roberto: op. cit. Se hace referencia a
los escritores de las generaciones del 35, 50,65,80 según la clasificación
propuesta por Roberto Sosa).
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